Relatos sobre patrimonio hidráulico I: Rosario

Esta entrada es la primera de una serie de relatos personales sobre patrimonio hidráulico. Pronto comprobaréis que tiene un carácter completamente diferente al resto de entradas del blog “Historias del Agua”.

Esta serie de episodios personales sobre patrimonio hidráulico es inaugurada por Rosario, miembro de la Cátedra, que nos hablará de la familia de su abuela materna, el patrimonio hidráulico del que estaban envueltos y su relación con el mismo. Es una mirada al pasado, a través de uno de los miembros de la Cátedra, en la que se intenta mostrar las relaciones con el patrimonio hidráulico que tenían nuestros antepasados y que ha quedado en el olvido. 

Mi abuela materna nació en 1942 en Puebla de Arenoso y creció entre esta localidad y Fuente la Reina, los dos municipios situados en la comarca del Alto Mijares. Esta comarca está trazada orográficamente por el río Mijares y sus afluentes. Uno de ellos es el río Maimona, que une Fuente la Reina y Puebla de Arenoso y es el principal protagonista de este relato. 

Una familia de molineros

La familia de mi abuela era una familia de molineros y me cuenta que su abuelo  ya tenía tres molinos. Uno de ellos estaba en Puebla de Arenoso y quedó bajo las aguas cuando se construyó el embalse de Arenós. Este molino es el que cataloga Benjamí Barberá en su libro “Catàleg dels Molins Fariners d’Aigua de la província de Castelló” como el molino Sargantana (referencias al final de la entrada), el apodo de la familia. Otro molino que tenía mi tatarabuelo también en Puebla de Arenoso es el Molino Medio o de la Trinidad . Se lo compró a unos conocidos de la familia y sabemos que funcionaba antes de la guerra civil. Un tercer molino de la familia está aún hoy en día en Viver (Viver de las Aguas) y es el molino Ismael Ventura, que es el apellido de la familia. Mi bisabuelo se casó en 1940 y compró además un molino en el término de Fuente la Reina, el molino Altero, Ribero o Cirilo.

La vida en los molinos

Mi abuela se movía entre el molino de Ribero y el de la Trinidad (foto principal) y ayudaba a moler todo el cereal que les llegaba. Como dice el libro de Gonzalo Moliner, el molinero cobraba en especie a los que iban allí a moler su cosecha. El molinero se cobraba una “maquila” de cada talega de harina molida. Mi abuela me cuenta que la “maquila” equivalía a cuatro unidades de un botecito que tenían especialmente para medir esta unidad. Al cabo del día reunían mucha harina que les servía de alimento para la familia y sus animales (cerdos, ocas, patos, conejos y gallinas) y para la venta. El frente de la guerra civil no llegó a la zona y, aunque con restricciones, nunca pasaron hambre ni ellos ni los habitantes de la zona. 

El río Maimona trazó un profundo cañón de paredes elevadas, lo que obligó a hacer una carretera principal adosada a las paredes del barranco y desde la cual descienden caminos para acceder al río y a los molinos. Mi abuela cargaba sacos de harina de varios kilos desde el molino al pueblo desde pequeña, lo que le hizo tener la virtud de recorrer la montaña como si andara en llano. Siempre me ha impresionado esta capacidad suya que aún a día de hoy con cerca de 80 años posee. El molino de la Trinidad era un molino con dos pares de muelas francesas que bajarían a piezas con burros o asnos. Las piezas de la muela fija se juntaban con portland y las piezas de la muela de arriba se juntaban por un aro de hierro que rodeaba el conjunto. Cada par de muelas tenía un uso diferente según la “picada” de la muela (las tramas y dibujos de la muela): Un par se destinaba en exclusiva para la molida de trigo de consumo humano. El segundo par de muelas molía cereales para los animales, que era una mezcla de trigo, cebada, maíz, avena o garbanzos. Las muelas iban perdiendo la “picada” con el uso por lo que mi bisabuelo se dedicaba a picar las muelas anualmente para que volvieran a utilizarse.

Los otros molinos eran también harineros a excepción del molino Sargantana que, antes del embalse, tenía las turbinas para generar electricidad. Con esta electricidad se suministraba Puebla de Arenoso y varias pedanías (los Calpes, los Cantos y la Monzona)

Figura 2: Herramientas para picar las muelas. Foto propia.

La riada del 57

La riada de 1957 fue devastadora para la zona. El molino de la Trinidad perdió la “playa” que tenía delante y el molino Bajero que estaba a continuación de él cayó casi en su totalidad en una noche (147 en el libro de Benjamín Barberá):

“Un vecino se dió cuenta de que el río cubría un olmo por completo cerca del molino así que bajó en plena noche a avisar a los molineros” (del molino Bajero). “De su molino no quedó nada, se llevó colchones y todo lo que había dentro.” 

La familia de mi abuela se refugió en la casa que tenían en el pueblo durante varias noches por miedo a que la riada se los llevara. Mi abuela siempre que hay “gota fría” en la provincia se acuerda de aquellos días que hicieron que tuviera un fuerte respeto por el agua. En los días de gota fría insiste en que los ríos y barrancos deben estar “limpios y libres de cañas” y siempre acaba lamentando que no sea así. 

Figura 3: Botana para regular el caudal de agua.

Presente y futuro

Los molinos se dejaron de usar allá por el año 1965 y desde entonces han sufrido numerosos robos. Hace unos diez años bajamos al molino de la Trinidad hasta casi llegar al portal y vimos que quedaban en pie gran parte de sus paredes exteriores. Mi abuela baja anualmente hasta donde la maleza se lo permite para verlo, sabiendo que es difícil que vaya a mejor. 

Siempre que pienso en el molino me entra cierto pesar y me viene a la mente la frase “siempre podríamos haber hecho algo por él”. Pero es muy caro y un proceso complicado por varios motivos. Lo peor es que el acceso es angosto y complicado lo que hace inviable el transporte de materiales para su reconstrucción o incluso el acceso de personas. El acceso encarece enormemente la reconstrucción y por otro lado hay que plantearse si la inversión merecerá la pena en base a su uso posterior.

En la jornada sobre molinos hidráulicos realizada por la Cátedra FACSA-UJI se debatió este tema en la mesa redonda  y las preguntas que surgían quedaban sin responder: ¿Quién debería ser responsable de rehabilitar y mantener los molinos? ¿Qué futuro pueden tener?  La zona, como gran parte del interior de Castellón, está fuertemente despoblada pero, ¿es el turismo la solución? En estos tiempos de coronavirus estamos viendo que la dependencia turística es económicamente inviable para una zona e incluso un país. Por desgracia la despoblación y falta de servicios de la comarca del Alto Mijares hacen que el futuro de estos molinos quede en manos del río Maimona. Sin embargo, guardo la esperanza de que el legado de la familia Ventura perdure en el molino de Ismael Ventura en Viver, cuyo edificio sigue en uso actualmente.

Fdo. Rosario

Todas las imágenes de esta entrada son fotos familiares.

Referencias de los molinos en el “Catàleg dels Molins Fariners d’Aigua de la província de Castelló” de  Benjamí Barberá:

  • Molino Sargantana: término de Puebla de Arenoso.
  • Molino Medio o de la Trinidad: número 146 término de Puebla de Arenoso.
  • Molino Ismael Ventura: número 359 término de Viver.
  • Molino Altero, Ribero o Cirilo: 145 término de Fuente la Reina.

Referencias

Gonzalo Moliner Tamborero (2015) Fuente la Reina. Costumbres, anécdotas, historias, lenguaje,…

Benjamín Barberá i Miralles (2002) Catàleg dels Molins Fariners d’Aigua de la provincia de Castelló. 3ª Edició. Antinea (Ed.)

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